Spoiler: ¡no es solo moler un pimiento seco! Aquí te cuento lo que NO viste en el vídeo…
Así se fabrica el pimentón:
Todo empieza con una pequeña semilla: la del Capsicum annuum. Se siembra entre enero y febrero. Se necesita humedad, luz y una temperatura constante de 20 a 25°C para que germine. A los 40-60 días, las plantas se trasladan al campo. Aquí crecerán hasta alcanzar más de medio
metro.
Durante meses, sol, agua y paciencia. El pimiento va madurando, cambiando del verde al rojo
intenso. La recolección comienza entre septiembre y octubre. Se puede hacer de forma mecanizada o manual. Solo se recogen cuando están completamente maduros y rojos.
Ya en la fábrica, los pimientos se lavan con agua a presión y se eliminan impurezas.
Se clasifican: solo los mejores siguen el camino del pimentón. Luego viene el secado.
En España existen dos métodos tradicionales:
- Al sol, típico en Murcia.
- Y al humo, característico de Cáceres, donde se usa leña de encina o roble durante días.
Fuera de España, lo más habitual es el secado en hornos con aire caliente.
Una vez seco, el pimiento tiene un color más oscuro y una textura quebradiza. Se muele el fruto seco completo: piel, semillas, placenta… Todo. La cáscara del pimiento es donde se concentran los pigmentos naturales: capsantina y capsorrubina. La biza (las semillas) no aporta color, pero sí aceites esenciales que ayudan a fijar el aroma. Lo que sale aún no es el pimentón que conoces. Es un polvo marrón, rugoso y poco atractivo. Falta la transformación final.
Aquí entra en juego el sistema de molienda. En esta etapa, el polvo se dispersa y refina. El contacto con el aire, la fricción y el leve calor activan los pigmentos naturales: capsantina y
capsorrubina. Y entonces ocurre la magia: el color cambia. Del marrón apagado al rojo brillante. Después, se muele de nuevo, más fino. Se tamiza, se mezcla y se homogeniza. Ahora sí: esto es pimentón.
Cada lote se analiza: color, humedad, sabor, seguridad microbiológica. ¿Sabías que el color del pimentón se mide? Se usa el índice ASTA: cuanto más alto, más rojo y brillante. Los buenos rondan 100-160, y los mejores superan los 180 ASTA. El pimentón se envasa en atmósfera protectora, para conservar su color y aroma. Nada se deja al azar.
Y así llega a tu cocina: listo para darle vida a tus platos.
Como ves, detrás de cada cucharadita hay ciencia, agricultura, tradición… y mucho respeto por el producto.
¿Te ha sorprendido el proceso? ¿Volverás a mirar el pimentón con los mismos ojos?
Guárdalo si te ha parecido interesante y compártelo con alguien que ame el sabor del pimentón.
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