¿Sabías que, en el sur de India y Sri Lanka, para casarse no hacían falta anillos ni papeles?
Durante siglos, las parejas sellaban su compromiso de una forma mucho más profunda y simbólica: con un collar, llamado thali, atado por el novio al cuello de la novia durante la ceremonia. ✨
Antes de colocarlo, el thali era frotado con cúrcuma, una especia sagrada para ellos, símbolo de bendición, pureza y protección.
La marca dorada que dejaba en la piel de la mujer no solo era un signo de amor, sino también una prueba legal: si alguna vez surgía una duda, mostrar el thali impregnado de cúrcuma era suficiente para validar el matrimonio, incluso ante un juez.
No hacía falta firmar documentos.
No hacía falta intercambiar anillos.
Solo hacía falta una promesa… y el polvo dorado de la cúrcuma como testigo. 🌿
Hoy en día, esta tradición sigue viva en muchos lugares, pero también está evolucionando.
Algunas mujeres y hombres modernos se replantean el significado del thali: ¿sigue siendo un símbolo de amor y protección o también puede percibirse como un símbolo de pertenencia?
Por eso, cada vez más parejas adaptan el rito: algunos guardan cúrcuma dentro de un pequeño colgante entre los nudos del thali, otros diseñan collares para ambos, o incluso crean nuevos símbolos que celebren la igualdad y el respeto mutuo.
Y es que las tradiciones más hermosas son aquellas que evolucionan junto a los valores de quienes las viven. 💛
La cúrcuma nos recuerda que el amor verdadero no necesita adornos ostentosos. A veces, basta con un gesto sencillo, un compromiso real, y una marca invisible que se lleva, no en la piel… sino en el corazón. ✨
💬 ¿Tú qué opinas?
¿Las tradiciones deben adaptarse a los nuevos tiempos o mantenerse tal como fueron creadas?
¡Te leo en comentarios! 🧡
Deja un comentario